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Día dos del Tecate Pal Norte 2024, Millennials gone wild



Después de comprobar el primer día del Tecate Pal Norte 2024 que la expresión “un chingo de gente” no son exageraciones de quienes asistieron a ediciones pasadas, pero sobre todo entender que las personas tenemos límites físicos y que esas líneas se hacen más estrechas conforme la edad avanza, nos dimos a la tarea de adentrarnos de nueva cuenta en el Parque Fundidora.


Otra gran lección asimilada durante nuestra jornada inaugural en este festival, es que el miedo a perderse algo o quedarse fuera es un pánico inverosímil provocado por las redes sociales y que ceder a esa presión es una tontería.


En pocas palabras nos dimos cuenta que el que mucho abarca poco aprieta.  Menos el Sam X Delgado, fotógrafo experto cobertura de conciertos, ese vato prácticamente era omnipresente en todos los rincones del Fundidora y gran cantidad de fotos que usted amable lector verá a lo largo de estos textos son de su autoría. ¿Cómo lo hizo? nadie sabe. ¿De dónde sacó tanta energía? para qué preguntarse. Solo disfrutemos de lo captado por su lente.


Pero bueno, converjamos (al menos en mi caso) que de que seguir un ritmo frenético entre escenario y escenario, no terminaría nada bien, ya que los nueve auditorios del Tecate Pal Norte 2024, cada uno con sus características distintas que lo hacían único tanto por su forma como por los artistas que se presentaron en los mismos, tenían entre sí distancias considerables, aunque, después de nuestro fallido recorrido de reconocimiento encontramos algunos atajos.



Iniciamos nuestra cruzada festivalera en el Fusión Telcel con Depresión Sonora bajo cielo un despejado con un sol implacable, aún así, el madrileño Marcos Crespo convenció y gustó a los valientes que se dieron cita desde temprana hora.



Nos aguantamos un ratito en ese punto (pero en la sombrita) y esperamos el set de La Garfield, que como siempre puso a bailotear a los presentes con “Luna de plata” y otras rolitas sabrosonas.



La tarde era joven, era justo y necesario hacerse de una cerveza, ahora, el nuevo objetivo era coleccionar las dos ediciones distintas de los vasos conmemorativos, el morado con el característico León emblema del evento y otro azul con el logotipo de Tecate estilizado.



Con cheve en mano nos dirigimos al otro lado del parque, para ver a los locales Clubz en el Tecate Light y ver la buena acogida que tuvieron, salto significativo ya que en la edición 2019 apenas y tocaron para unas cuantas personas.



Sin embargo, cinco años después, pese a lo temprano del horario lograron congregar a un buen de gente, ahí descubrí que existe una especie de orgullo al saber que una de las bandas que te gusta logra crecer, pronto los veremos en horarios más favorecedores para echar desmadre o quizá como los próximos headliners. 



El sol seguía pegando duro, ahí agradecí cargar el bloqueador solar de bolsillo que apañé en un supermercado, sabes que maduras y te conviertes en señor cuando consideras ese tipo de cosas antes de irte a la aventura.


De pronto unos morros salieron del backstage del Tecate Light y volvieron locas a las veinteañeras que se abalanzaron sobre la barricada y comenzaron a gritar despavoridas, se trataba de la Latin Mafia con todo e intro al estilo de iCarly.



Ahí los tres hermanos regiomontanos complacieron a sus fanáticas con temas como “Más humano” o “Flores”.


Ya entrados con en ambiente pop (y la peda) decidí que era tiempo de dejar las ataduras mamertas de pseudomelómano intelectual y ceder ante las masas para ir a ver en el Tecate Original a Danna antes conocida como Danna Paola, azote de los nombres de usuario.



La cantante exestrella infantil dio muestra de un performance espectacular, con una gran cantidad de bailarines y una estructura en forma de halo que giraba sobre el escenario en donde se aventó “Mala fama”, “Aún te quiero” y “AQYNE” a dueto con Aitana.


De ahí, volvimos a las andadas y en un recorrido maratónico vimos pequeños extractos de los actos de NSQK, HUMBE y Devendra Banhart.







La primera sorpresa de la noche Capital Cities me agarró desprevenido y quedé atrapado entre la muchedumbre cual delfín en red de barco atunero.


Una vez libre de ese mar de cuerpos nos aprontamos a ver a Wolfmother (de lejitos), quienes una semana antes del festival se encontraban rascándose el ombligo en la sala de su casa cuando les preguntaron si quería tocar en Monterrey.



¿En 2025? Si claro, respondió Andrew Stockdale, vocalista y frontman de Wolfmother, a la invitación. No, la próxima semana le refutaron los organizadores. Aun así, aunque de manera imprevista o fortuita como se le quiera ver, los australianos se aventaron un show frenético y estridente con “Woman”, “Joker & the thief” y un cover genial a “Rock & Roll” de Led Zeppelin.


Momento icónico fue ver a Andrew beberse de un trago el contenido de una lata de cerveza directamente desde su bota y luego arrojarla al público, en algo que los que en Australia llaman “shoey”.


Era turno de ver Tunrstile, en el Fusión Telcel, posiblemente uno de los actos más poderosos y frescos del Tecate Pal Norte 2024, donde las fans pasaron de aplaudir en el aire al ritmo de la música a desmadrarse en frenéticos moshpits.



Los originarios de la escena under de Baltimore, Maryland, se aventaron diez rolas repletas de adrenalina y onda hardcore entre ellas “Mistery” “Underwater boi” y “Holiday”.


La luna hacía su aparición acompañada de una fresca briza y uno que otro ventarrón que alborotaba los cabellos y dejaba la cara de los asistentes llena de polvo.


Gabito Ballesteros, el joven cantante de corridos tumbados se aprontaba en el Oasis Bacardí para cantarle a su público, mientras a lo lejos se escuchaba “Desvelado” de Bobby Pulido, la otra sorpresa de la noche (que tampoco vi).



De vuelta en el Tecate Original, la dupla conformada por los hermanos Jared y Shannon Leto, mejor conocidos como 30 Seconds to Mars hacía acto de presencia en el Tecate Pal Norte 2024 para dar un concierto épico lleno de momentos emotivos.



Desde el principio de su performance Jared cautivó a todos con su energía y carisma sobre el templete, dijo amar a nuestro país un par de ocasiones y no pareció incomodarle el grito recurrente de “yisus, yisus, yisus” por parte del público.



Por el contrario, su conexión con México era más que notable al ondear la bandera nacional, subir fans al escenario, uno de ellos en silla de ruedas.



Si bien el mayor de los hermanos Leto ya no se desgarra la garganta al cantar como en antaño, aun así, verlo interpretar “This is war”, “Hurracane”, “Atack”, “A Beatiful Lie” o “The kill” es un agasajo.


Hice piernas para lanzarme al Acústico, Hey Banco y ver un poco del set de Hello Seahorse!, donde se me salieron las de lágrimas de cocodrilo al escuchar la potente voz de Denisse Gutiérrez cantar “Casa nueva” o la “Flotadera”.


La faena casi terminaba, se podía sentir la tensión en el aire ante la expectativa de ver a Blink 182, incluso, surgía la duda de si cancelarían de último minuto como lo hizo Kendrick Lamar un día antes.



Al menos eso vivíamos los millennials achaquientos, mientras un ejército de pre y postadolescentes apretujadas contra la vaya de contención en el Tecate Light esperaban impacientes la salida Louis Tomlinson.



Una vez el cantante inglés emergió del escenario principal la armada de fanáticas gritó al unísono.  Mientras Tomlinson cantó “Kill my mind” o “Just hold on” sus seguidoras lo corearon a muerte.


La medianoche llegó, era el momento en donde los jóvenes adultos endeudados por salir de vacaciones, por fin podrían ver a una de las bandas más icónicas de los años 2000.

Blink 182 aparecía en el escenario, después de una dolorosa cancelación y de 20 años de no tocar en México.



Mark Hoppus, Tom DeLonge y Travis Barker tomaban su lugar en el Tecate Light frente a 80 mil almas que anhelantes clamaban por ver a una de sus agrupaciones favoritas.


Ni un alfiler cabía frente al monstruoso escenario que parecía comerse a los californianos, las tomas aéreas mostraban en las gigantescas pantallas como la multitud cubría por completo cada rincón posible.


Comenzó la euforia, comenzó “Anthem part two” y por fin, después de dos décadas, Blink 182 tocaba en suelo mexicano, en la Sultana del Norte, en uno de los festivales más grandes de Latinoamérica, la sequía por fin había terminado y la deuda estaba saldada.


Le siguieron “The rock show”, “Family Reunion”, “Wendy clear” y “Feeling this”, mientras en los intervalos Mark y Tom se la pasaron intercambiando insultos hacia ellos, la mamá de Tom y por supuesto al público.


Uno de los momentos más Badass de esas intervenciones fue cuando Mark sin tapujos dijo airadamente “Lo primero que escuché de Monterrey es que aquí les gusta coger entre primos y casarse con ellos, ¿eso es verdad?


La broma causó un par de carcajadas en la mayoría de espectadores y risas incomodas por parte de algunos a los que no les cayó muy bien el apunte, pero nada que ensombreciera la velada durante y después de la misma.


Con forme avanzaba el setlist, las miles de personas congregadas frente al Tecate Light, dimos fe y legalidad de que Travis Barker es uno de los mejores bateristas que existen en la actualidad, incluso cuando le arrojaron una toalla en la cara mientras tocaba “Violence”, este nunca dejó de tocar de manera perfecta.


“Aliens exist”, “Happy holidays, you bastard”, “Down”, “Anthem part III” y “Stay together for the kids” formaron parte del menú de la noche que complació a los puristas de la banda.


De a poco fueron sonando “I miss you”, “Always”, “First date” y “All the small things” prendiendo a los más nostálgicos para que aquello se volviera una locura, la añoranza por los tiempos de adolescencia dosmilera había embriagado por completo a la multitud y aquello se convirtió en una fiesta multitudinaria.


El mítico concierto terminaría casi puntual con el encore de “One more time” cerrando la primera presentación (y por poco la única) de Blink 182 en México en su gira latinoamericana.



Al final terminamos de nueva cuenta con los pies destruidos y las baterías justas para regresar al hotel, pero extasiados de ver a una de las agrupaciones que marcaron nuestra juventud antes de llegar a esta fea etapa que llaman vida adulta.


Poco nos importó perdernos a los artistas sorpresa o enterarnos por comentarios de amigos o vía redes sociales del beso de Peso Pluma con Aniita en el escenario, a manera de festejar el cumpleaños de la brasileña, mientras el jalisciense le cantaba las mañanitas y le obsequiaba el pastel más naco que encontró el supermercado.



Nunca nos dimos cuenta cuando en qué momento Kenia OS se trepó al Metrorrey y mucho menos asistimos a su presentación.


Pero bueno, una vez perdido el miedo a quedarse fuera o “FOMO” (Fear of missing out) el segundo día fue mucho más llevadero y nos permitió disfrutar más de lo que a conciencia elegimos ver.


Para nuestra mala fortuna no pudimos ver a Bruses, Los Mesoneros, el acústico de Enjambre.


📝 @fabian_kraut

📷: @fandivphoto

📷: @samxdelgado

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