Viejos recuerdos, propuestas de matrimonio, un pequeño conato de bronca y mucho, pero mucho ska, fue lo que se vivió en una noche trepidante de baile y buena vibra con el regreso a esta frontera de la icónica banda Inspector.
Los regiomontanos que arrancaron su carrera a inicio de la década de los noventa subieron al escenario que se instaló en el Lienzo Charro Adolfo López Mateos 20 minutos después de las 10 de la noche para aventarse una veintena canciones, integrada de clásicos y un par de sorpresas.
El recital arrancó con “Pánico” ante la ovación de la fanaticada que tenía buen rato sobre sus asientos y que en cuanto escuchó las primeras notas saltó de su lugar para arrempujarse contra la valla de contención.
Extrañado de la lejanía entre el público y el escenario “Big Javy” vocalista de la banda, solicitó varias veces que esta distancia se acortara, sin embargo, por cuestiones de seguridad las cosas tuvieron que continuar en su lugar.
Después de varias canciones, los lugares numerados pasaron a ser una mera referencia de cuanto costó el boleto, mientras los que se apostaron en la parte más alta de la grada saltaban al ritmo de “Viva el Ska Méxicano”, aquello era una gran fiesta repleta de euforia.
Sonaron “Inspiracional”, “Sin rencor”, “Convaleciente”, “Por última vez”, primeras canciones del recorrido por la historia musical de Inspector, las cuales pusieron a bailar a inmensa mayoría millenial que se dio cita en ruedo.
Pocos rostros veinteañeros se asomaban entre la muchedumbre repleta de señores de más de 30, a quienes al día siguiente seguro resultaron con dolor de espalda o una cruda espantosa.
“Por última vez” terminó de prender al público, una ola de polvo emanaba de un pequeño slam que pudo gestarse entre los asientos de plástico, mientras los del graderío saltaban y arengaban a la banda.
De repente, una lata de cerveza surcó los aires, pasó sobre las cabezas de los presentes y se estrelló justo frente al templete, lo que provocó la molestia de nuestro querido “Big Javy” quien acto seguido bajó del escenario, ubicó al destapado autor de la agresión para increparlo y pedir después que fuera sacado del lugar.
El espontaneo, por no decir pendejo, nunca pensó que tal puntada provocaría que la seguridad del concierto lo sacara a empujones entre la rechifla y uno que otro botellazo.
Una vez pasado este penoso momento, la banda retomó su set list para brindarnos un romántico y emotivo pasaje, cuando un enamorado subió al escenario para pedirle matrimonio a su pareja mientras se escuchaba “Como un sol”.
Se trataba de Jorge Soto, fanático de antaño de la banda, quién se armó de un chingo de valor y sin conocer a los músicos, logró acercarse y pedirles que le dejaran hacer su proposición, a lo que respondieron que sí.
“Desde hace seis meses un amigo me dijo que iba a venir Inspector, y pues esa banda es todo para nosotros, no los conocía (en persona), son una chulada, llegué, me acerqué como si fuera uno de ellos” explicó Jorge.
Por su parte, Angélica, su ahora prometida no daba crédito a lo que veía y escuchaba, “cuando volteé y vi el chaleco y donde estaba, quedé sorprendida, no sabía ni que rollo” dijo entre lágrimas y procesando lo que acababa de vivir.
La velada avanzaba y el concierto llegaba a su última parte, el vaivén de emociones era coronado con “Osito dormilón”, “Y qué”, “Amnesia”, su tributo a la música de antaño con “Me estoy enamorando” o la siempre desgarradora “Aunque no sea conmigo”.
No podía faltar la imperdible de Inspector, esas que sonaba en la radio a durante la infancia y adolescencia de muchos de nosotros, “Amargo adiós” cerraba la noche, que, por el contrario, dejaba un sabor de boca grato y con esperanza de verlos durante otras tres décadas sobre los escenarios.
¡Qué viva el ska mexicano, chingadamadre!
Agradecemos a por Juárez, Live Entertainmet y Desert Promotions por hacernos parte de esta gran celebración.
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