Lacrimosa: sinfonía oscura conquistó el desierto
- Fabián Ramírez
- 2 hours ago
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Ciudad Juárez fue cubierta por cautivadoras e inquietantes sombras durante una calurosa noche de verano. La rutina del fin de semana se vio interrumpida por la visita de una leyenda viviente de la música oscura y melancólica, la cual desde la última década del siglo pasado supo romper barreras estéticas, musicales y del idioma.
Lacrimosa, banda forjada en Suiza, con raíces alemanas, ideada desde la lúgubre e inquieta mente de Tilo Wolff y complementada con la potente voz de Anne Nurmi, presentó en esta frontera un cabaret oscuro, que combinó por igual, suaves melodías con riffs pesados, para vestir las icónicas letras de la agrupación, en las que se abordan temas como la desesperación, la soledad, pero que también engloban crítica social, el amor y desamor.

Esa noche, el sol se ocultó tarde, las puertas del salón Morocos abrieron poco antes de las 20:00 horas, desde los rincones comenzaron a surgir las siluetas de los fanáticos quienes de apoco poblaron el lugar, mientras DJ Donny Bunny, con casco de conejo amenizaba el naciente aquelarre desde sus platos.
La noche por fin tocó a las puertas del bodegón de ladrillo y acero, donde se albergó la presentación de la banda, conocida por ser un pilar del rock y metal gótico, cuya conexión con este país creció exponencialmente con el paso de los años.
El inicio de la sinfonía y la pasión reciproca

Las manecillas del rejo señalaban las 21:00 horas exactas, cuando Tilo Wolff y compañía tomaron el escenario para ser recibidos con una más que caluroso acogimiento, regalo del público correspondido con las primeras notas de “Avalon”.
Dicha pieza, también inaugura su más reciente producción “Lament”, con la cual iniciaron una gira alrededor del mundo y sobre todo en México, en la que se agendaron más de una veintena de fechas a lo largo y ancho de nuestro territorio.
“Der Morgen danach” y “Liebe überLeben” fueron bien recibidas por la multitud que se amontonó frente al entarimado, desde donde se podía ver una manta negra que ostentaba la leyenda “Lacrimosa, club de fans Ciudad Juárez”.

Le seguirían temas como “Not every pain hurts” y “Celebrate the Darkness” con los que Anne Nurmie dejó atónitos a los presentes con su poderío vocal, siendo auxiliada por instrumentos malditos que retumbaban en los muros, atrapándolos por completo.
Generaciones unidas por un arlequín triste

En el público, se mezclaban distintas generaciones: los veteranos que, gracias al boca a boca, conocieron el proyecto en tiempos donde internet era una promesa lejana; los fanáticos en sus treintas que adoptaron durante su adolescencia el arlequín como símbolo contracultural; y los nuevos adeptos que mantienen viva la lucha por escuchar ritmos lejanos a las grandes audiencias.
“Schakal” sería uno de los principales reclamos que la banda cumplió a sus fanáticos, quienes también de forma casi caprichosa no cesaban de pedir “Copycat”, a lo cual Tilo explicó que ya estaban cansados de tocarla, solicitud que no dejó de escucharse durante todo el concierto, pero que, al final no fue satisfecha.
“Lament” y “Rote sinfonie” formaron parte de la puesta en escena, que no necesito visuales ostentosos, bastó solamente con la presencia sus protagonistas quienes agigantaban sobre la pequeña pista.
El inconveniente calor y un final resiliente

Sin embargo, no todo fue un camino sobre rosas negras. El incesante calor logró espinar un poco la presentación, pues a pesar de que varios ventiladores de tamaño industrial fueron colocados en distintos puntos del recinto, la sensación era sofocante, hecho que Anne señaló desde un principio en tono de broma, pero que más tarde le impidió cantar “The daughter of coldness”.

Aun así, la reacción de la banda fue rápida, retomó casi sin pausa el curso con “Durch Nacth und Flut” para correr brevemente el telón con “Memoria”, track que también cierra su nuevo disco.
El grito de "¡otra, otra, otra!" no se hizo esperar. Y aunque la preocupación por Anne era latente (pues salió rápidamente del escenario al terminar la última canción), Wolff y compañía regresaron para ser recibidos, de nueva cuenta, con una fuerte ovación.
El primer encore de la noche estuvo compuesto por “Lichtgestalt” coreada de principio a fin, dando muestra de porque es uno de sus temas más queridos y la nueva “Punk & pomerol” que también fue acogida con beneplácito por el fiel pero exigente público.
Luego, por segunda ocasión se despedirían de su fanaticada juarense, para retornar a las bambalinas, las luces fueron encendidas brevemente, algunos incautos se dispusieron a abandonar el salón, cuando, por última vez, los músicos tomaron los instrumentos para dar un cierre definitivo con “Ich bin der brennende Komet”, mientas Tilo ondeaba por todos los aires una bandera con la leyenda Lacrimosa.
Así, con un público casi satisfecho casi en su totalidad, la banda culminaría una presentación vibrante y emotiva por igual, tuvieron que pasar más de tres décadas para verlos por estas latitudes, sin embargo, para muchos valió la pena.

Agradecemos AVEX Entertainment por dejarnos asomar a esta sinfonía oscura.
📷: @samxdelgado
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