La madrugada del 20 de mayo el volcán Popocatépetl decidió despertar de su letargo y escupir al aire fumarolas y toneladas de partículas para ennegrecer el cielo del centro del país, quién diría que los estragos de las cenizas se harían presentes a más de mil kilómetros de distancia en nuestro desierto, los malos presagios comenzaban a manifestarse desde muy temprano en la edición 2023 del Tecate Supremo.
Corría la mañana del sábado y las redes sociales de algunas de las bandas y artistas invitados avisaban a los fanáticos que estaban atorados en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México junto con miles de personas que vieron su travesía truncada por la fuerza de la naturaleza.
Los minutos pasaban, la incertidumbre y los primeros rumores sobre la cancelación de algunos intérpretes o de todo el festival resonaban en los muros y grupos de Facebook.
Poco después del mediodía la organización emitió un comunicado oficial, donde se anunció el retraso de tres horas para ingresar al recinto, esto no desanimó a quienes esperaban con ansias uno de los conciertos más importantes del año en la región.
Una vez abiertas las puertas y con los primeros asistentes reconociendo el perímetro del festival, se anunció el nuevo horario, confirmándose la cancelación de Sabino y anunciando que la fiesta prometía extenderse hasta la madrugada con Caballo Dorado.
Sin embargo, unas malditas nubes ya comenzaban a asomarse a lo lejos, burlonas, escondidas en un pedazo del cielo, aguardaban sigilosas para después.
Tres treinta de la tarde, BLKO y su banda saltaron a el escenario, esos “morros tristes” con finta de meter a Lil´l Xan y a Blink 182 en una licuadora, soltaron los primeros riffs del festival y media hora de energía trap-punk (si es que eso existe) bastó para dejar encendidos a los presentes.
Al otro lado del terreno Donovan Morales dejó a más de uno enamorado (entre ellos a mi) gracias a su propuesta de pop con tintes electrónicos y suaves, una lastima verlo tan temprano, su música en definitiva es para la noche.
Conforme avanzó la tarde, de a poco fueron llegando más y más asistentes, algunos esperando en los distintos puntos con sombra, otros apostados en las zonas de comida, buscando el mejor ángulo para la selfie o la cerveza más fría.
La primera banda de mayor convocatoria de esta edición, fue Little Jesus, a quienes el desmadrito causado por el Popocatéptl los dejó sin staff y se tuvieron que rifar con el de Caloncho, en una actuación con problemas de audio causados por las prisas, además, le añadimos que justo en ese momento el sol se dignó a parecer y pegar fuerte sobre el escenario Tecate. Pero, aun así, los temas “Azul”, “Norte”, “La magia” y “TQM” fueron gritados y coreados por los presentes, sin importarles los contratiempos, aunque, al final les cerraron el sonido, porque el tiempo se los comió.
Michel Maciel, tomó su turno y no desmereció, al demostrar porque es una de las artistas urbanas que más tienen proyección, recientemente lanzó el tema “CCC” en colaboración con Edén Muñoz, el cual por supuesto tocó.
Avanzaba el tiempo, más y más personas acudían a los predios del exhipódromo, donde alguna vez se llevaron a cabo los Rock en el Rio, un viento fresco y un cielo cubierto, daban la impresión de que sería un atardecer de ensueño, esas malditas nubes traicioneras solo se divertían con nosotros.
La procesión continuó con Caloncho en un set de sus mejores canciones, además, de presentar tracks de su disco más reciente “Buen Pez”, el aire mezclado con THC y las melodías tropicales hipnotizaron a los cientos que se amontonaron para a ver al originario de Sonora, “Bésame morenita”, “Palmar”, “Somos Instantes” y “Optimista” fueron las más coreadas.
Sin duda uno de los artistas con la fanaticada más fiel y combativa para hacerse de un lugar lo más cercano al escenario es José Madero, el ex PXNDX, entonó un ligero recorrido por sus cinco álbumes con canciones como “Chipinique”, “Padre Nuestro”, “Lamentable”, “Sin Ampersand”, la nostalgia arroyó a los presentes cuando “Los Malaventurados No Lloran” sonó a través de los altavoces.
Sin saberlo Danny Ocean, de facto sería el que cerraría el concierto, el “Dembow” del venezolano puso a bailar a los fronterizos con piezas como “Me Rehúso”, “Volaré” aunque ya el viento comenzaba arreciar y las estructuras de los escenarios se estremecían, sin embargo, Ocean terminó su set de manera puntual para que el siguiente acto pudiera arrancar, algo que nunca sucedió.
Las nubes traicioneras, esas cabronas, se tornaron en tormenta eléctrica acompañada de un vendaval con ráfagas de hasta 60 kilómetros por hora, aún así, esperanzados hasta el último minuto cientos o tal vez miles permanecieron estoicos frente al escenario Supremo a espera de Santa Fe Klan.
Una ligera llovizna vaticinaba lo peor, los remolinos de tierra chocaban con los puestos de venta de cerveza y comida, un aire gélido recorría la explanada del hipódromo y se colaba entre la muchedumbre, la espera se extendía, el intervalo entre bandas crecía a la par de los murmullos y la rechifla.
Al final, las pantallas de los escenarios anunciaron lo que todo mundo temía, la jornada apenas había llegado a un tercio de su programa cuando las autoridades locales dieron la orden de finalizar el Festival.
Miles nos quedamos con ganas de ver a Plastilina Mosh, Poolside, Interpol, Natanael Cano, Los Estrámboticos, Esteman, Reyno, Bruses y Caballo Dorado,
Un festival que nació tocado y pereció de manera prematura, sin embargo, el ambiente de los que se dieron cita y las pocas bandas que lograron (algunas con bastantes premuras) presentarse aminoró el amargo sabor (a tierra) de boca que dejó la cancelación.
Solo queda guardar el boleto de esta edición para el año que viene, pues será valido para el próximo Tecate Supremo, a espera de que alguna de las bandas que no pudieron subir al escenario lo hagan en fechas cercanas o hasta el 2024.
📝: Fabián Ramírez
📸: Samuel Delgado
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