La última reverencia del Enmascarado de Plata en Juárez
- Samuel Delgado
- 4 days ago
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El domingo 07 de diciembre en Ciudad Juárez olía a estreno y a nostalgia. El gimnasio municipal Josué Neri Santos amaneció con piel nueva, reluciente, y aún le falta para su inauguración en enero de 2026, pero esa noche abrió sus puertas en una función que parecía arrancada del corazón mismo de la frontera. Cruz Pérez Cuéllar, presidente municipal, cortó el listón y el público se arrojó al interior del recinto como río desbordado. Venían por una sola cosa: ver por última vez al Hijo del Santo en esta tierra.

La primera batalla fue una chispa que encendió el ambiente. Lady Diamond, Ocnix, Balín y Dragon King enfrentaron a Estrella Diabolika, Imperio, Psicópata y Starship en intenso duelo.

Después vino Mamba, Diva Salvaje y Mini Fussion contra Kempo JR, Ráfaga Jr y Octagoncito. Parecía una danza, una coreografía de golpes que desembocó en un final alucinante: los seis luchadores tirados por foules. Pero el público pidió más, y Mamba y Diva Salvaje también. Una caída extra. Y al final, la balanza se inclinó hacia la tripleta de Octagoncito.
La cosa subió de voltaje con Miss Kath, Ayako y Xochitl Hamada enfrentando a Universis, Dulce Tormenta y Julissa Mexa. Fue un duelo intenso, feroz, un intercambio de destreza y furia femenina que terminó con la victoria de Julissa Mexa y su tercia.
Luego llegó el choque de fronteras: La Familia de Tijuana —Damian 666 y Bestia 666— contra Aéreo y Coronel VIP, los representantes de Juárez. Al final, Juárez se impuso, pero los tijuanenses arrojaron un reto al aire como quien lanza una piedra a un espejo: combate en jaula, en su territorio. La gente gritó como si el reto fuera para ellos.
La pelea más salvaje —la que hizo crujir el nuevo gimnasio como si fuera de papel— fue la de Texano Jr contra DMT Azul. No fue lucha: fue guerra. Sillas, botellas, botes de basura que volaban como si los objetos hubieran decidido unirse a la pelea. DMT Azul se llevó la victoria mientras Texano Jr terminó bañado en rojo.
Entonces sí: el momento.El que todos habían venido a buscar.
El Hijo del Santo salió entre ovaciones que te erizaban la piel. Plata pura, mito viviente, héroe de generaciones. Entró acompañado de Santo Jr e Hijo de Máscara Sagrada, mientras enfrente esperaban Hijo de Fishman, Hijo de Rey Misterio y Juventud Guerrera, listos para sabotear la fiesta.
La primera caída fue para el bando rudo —el de Fishman sacando veneno y técnica—, pero el Hijo del Santo se movía como si el tiempo se hubiera detenido sólo para él. Ágil, firme, como si los años fueran un rumor inventado. En la segunda y tercera caída su tercia rugió, respondió, y terminó domando a los rivales para sellar una victoria tan simbólica como necesaria. Un cierre perfecto, casi ritual, para celebrar la carrera de uno de los últimos verdaderos iconos del pancracio mexicano.

Pero en la lucha libre nada termina sin que alguien prenda fuego a la historia.Ángel Blanco Jr irrumpió en el ring como una sombra que llega a cobrar una deuda. Atacó a Santo Jr y allí, en pleno clímax emocional, pactó un máscara vs cabellera que sacudió al público.
Todo esto será el preámbulo para la despedida definitiva del Hijo del Santo este sábado 13 de diciembre en el Palacio de los Deportes en la CDMX. Ahí caerá el telón.Ahí se cierra una leyenda.
Pero en Juárez, esa noche, quedó flotando una sensación: el Santo no se va realmente.Los héroes de plata nunca se van.
📝📷: @samxdelgado
































































































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