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Sinfonía épica y oscura en la frontera con Therion

Updated: Jan 10



Una ópera siniestra y apocalíptica se presentó en Ciudad Juárez producto de la visita de la icónica banda sueca Therion y su Tour Leviatán III, quienes después de más de tres décadas de seguir tocando en estadios, teatros, auditorios, catacumbas y lúgubres recintos por igual, recorrieron de nueva cuenta las calles de esta frontera.


Primera llamada…


Unas cuantas nubes amenazadoras se mostraban burlonas en el cielo, el sol se escondió por completo y la oscuridad se adueñó del estacionamiento contiguo al viejo y conocido salón Morocos, apenas unas luces a lo lejos permitían distinguir el pequeño grupo que formaban los seguidores de la banda surgida en Upplands Väsby, Suecia, pero que ha recorrido el mundo para recolectar su misticismo y mitología, elementos ampliamente retratados en sus letras.


Dos filas de largas túnicas, prominentes cabelleras, botas y cintos con estoperoles, mucho cuero negro (de imitación o verdadero, nunca lo sabré), una de hombres y otra para mujeres, se formaron ordenada y pacientemente frente a una puerta de malla ciclónica endeblemente cubierta por plástico negro que separaba valiente e insípidamente del resto del mundo el escenario donde se realizaría el espectáculo.


Segunda llamada…


Poco después de las 8:00 P.M. las almas oscuras y en pena, fueron buscando su lugar designado entre hileras de sillas rojas de plástico que se colocaron de cara al pequeño armazón de bocinas y luces dispuesto para el concierto.


Entre el público, bien se podía observar a vampiresas que cautivaban por su delicada figura, a tipos rudos enfundados en chalecos de mezclilla y picos en las pulseras de sus muñecas, o a uno que otro “godín” que sucumbió ante la vida adulta y cambió las botas negras por zapatos de agujetas con punta cuadrada y las camisetas negras con estampados por camisas de vestir fajadas a la altura de la cintura, adornadas por un cinto formal con hebilla pequeña sin remaches, ni otras excentricidades.


Tercera llamada…


El imaginario telón se corrió frente a los expectantes fanáticos que tomaron sus asientos y con cerveza en mano esperaron pacientemente a la que las agrupaciones programadas hicieran acto de presencia.

 

PRIMER ACTO: LAS PRIMERAS SOMBRAS DE LA NOCHE



La silueta de una mujer alta, tan blanca como la nieve y con vestido largo de tonos dorados y negros, subió al escenario custodiada por varios músicos que parecían haberse escapado de la filarmónica de Estocolmo, además un vikingo en el bajo y una guitarrista con onda a lo Mötley Crüe.



Los violonchelos y el violín comenzaron a escucharse para que la potente voz de su vocalista, tomara desprevenidos a los presentes que al escucharla inmediatamente sacaron sus celulares para registrar asombrados y lo que acontecía ante ellos.



Molllust, así se hicieron llamar, una grata sorpresa alemana para casi todos los que estuvimos ahí esa noche de viernes. La banda nacida en Leipzig, cambió la incredulidad por admiración a lo largo de su opera metal, que presentó capítulos épicos y pasajes oscuros.



Su primera vez en México y Latinoamérica logró cosechar a un par de nuevos seguidores con “Voices of the Dead”; “Poems of Love” y “The Raven´s Lullaby”.



Se despidieron de suelo juarense con una sombría y cautivadora puesta en escena, en la que los músicos se enfundaron en túnicas negras y donde su lideresa se cubrió de un casi angelical vestido blanco, tal teatralidad hizo que el público se levantara de su lugar y le diera una sentida ovación de pie.



SEGUNDO ACTO: LA BESTIA LEVIATÁN



“Seven Secrets of the Sphinx” retumbó sin introducción alguna, acto seguido cada uno de los presentes saltó de su asiento, los suecos Therion no habían terminado la primera canción y el público ya estaba rendido a sus pies.



Le siguieron “The Crowling of Atlantis” y “Ruler of Tamag” que dieron inicio a un maquiavélicamente creado setlist en el que se repasaron temas favoritos de los fans y piezas sacadas del baúl de los recuerdos de los más “true”, en un concierto que duró más de dos horas.


Era difícil seguirle la pista a cada uno de los integrantes, el trio de voces conformado, Lori Lewis, Thomas Vikström y Rosalía Sairem, se movían de un lado para otro, mientras uno cantaba su parte, el otro rugía por detrás, todo aquello se convirtió en un remolino que rebotaba en los bordes del angosto entarimado.



Desde los que invirtieron más en su boleto y por ende pudieron estar más cerca, hasta los casi deseñados que compraron el acceso general, todos, pero todos yacían extasiados por lo que escuchaban y observaban.



Algunos babeaban por Lori, mientras otros agradecían y la saludaban en cada una de sus intervenciones con un español bastante fluido, después levantaban el puño cada vez que Rosalía los animaba a seguir el ritmo frenético de “Uthark Runa” o clamaban junto a Thomas en “El primer Sol”.



A medida que avanzaba el recorrido por el “clasic stuff” de los que en un tiempo se hacían llamar Blitzkrieg, el menú preparado para la gala recogía tracs fraguados a principios del milenio como “Uthark Runa” o “Typhon” con sus múltiples growls, sin olvidar a piezas como como “Clavicula Nox” del mítico disco “Vovin” de 1998.



Parecía planeado meticulosamente que esa noche el viento agitara las capas y vestidos de músicos y cantantes por igual, que al juntarse con el juego de luces terminaba por impregnar la velada con una tónica épica en “Litany of the Fallen”.



El tiempo pareció congelarse unos instantes cuando “Eye of Algol” se hizo presente y los que no habían perdido los papeles hasta ese momento, cedieron ante las notas malditas y letras endemoniadas, sacadas de las virtuosas y retorcidas mentes de Christofer Johnsson miembro fundador y el ocultista Thomas Karlsson.



La travesía continúo a través de “Mark of Cain”, “Tounela”, “Ayahuasca”, “Quetzalcóatl”, “Lemuria” y “To Mega Therion” solo por mencionar algunas de las veintitantas que se incluyeron.


TERCER ACTO: THE RISE OF JUÁREZ



Los más de 120 minutos de espectáculo parecieron no hacer mella en el ánimo de la muchedumbre, mucho menos en los artistas, quienes, embriagados por los aplausos y gritos de sus ahora esclavos, procedieron a interpretar “The Rise of Sodom and Gomorrah” y “Cults of the Shadow” para después despedirse de manera definitiva dejando más que complacidos a entusiastas e incautos por igual.



Therion, se caracteriza por ser una banda inquieta, que recoge historias mágicas, esotéricas y fantásticas por el mundo, por lo que estamos seguros, que pronto los volveremos a ver con una nuevo libro de invocaciones bajo el brazo, pero con la vieja certeza de que aquí siempre serán bienvenidos.



Gracias a la Metal Juárez Promotions, que a pesar de la desorganización con medios, nos hicieron parte del conjuro para invocar a la bestia.


📷: @samxdelgado 

 
 
 

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